El viajero sabe que los considerados lugares de paso esconden tesoros inadvertidos. Remontar el Jalón hasta llegar a la vertiente del Duero es remontarse hasta los límites del alma, cuyo origen quizá lo encuentre acompañando a pequeños grupos de homínidos hasta la carroña, o en las tumbas neolíticas que dominan las lagunas y donde se ha encontrado el primer resto de esa bebida de los dioses que la excita, la cerveza. Paisajes neolíticos que anhelan las manadas de grandes mamíferos, que los llaman desde las paredes de su roquedo, igual que el hombre llama a los astros desde la cueva de Conquezuela. Pero el viajero sabe que la Naturaleza también es criatura y que la bóveda sobre la cueva es la prueba de que Dios ya no pedía sacrificios de sangre. Aquí se encuentra otra "creación del mundo", otra separación, otro límite. Desde donde no parece haber límite para el poder es desde el Arco romano. Se podría considerar Medinaceli, si uno se pone gustosamente trágico, una encrucijada de la muerte. Si puede el viajero visitarla de noche, o al atardecer, quedará sobrecogido por su quietud silenciosa.
Sobre el caos se erige el jardín, sobre la pasión violenta, el límite del monasterio. En Santa María de Huerta un claustro seduce al viajero y se lo lleva puesto.
“De Soria traje un claustro que alrededor me pongo a las seis de la tarde, traje un rumor de agua por el Soto que llueve por la noche en el insomnio, traje un aroma de tomillo, unas pequeñas margaritas blancas…”
Concha de Marco
"La virtud del niño es el deseo y su papel es soñar. Pero la virtud del hombre es querer, y su virtud, hacer, realizar. El imperativo de hacer, de conseguir efectivamente algo, nos fuerza a limitarnos. Y eso, limitarse, es la verdad, la autenticidad de la vida ".
Ortega y Gasset
“¡qué experiencia para el pariente del chimpancé, apropiarse
del poder del enemigo mortal, del leopardo, adoptar la máscara del lobo,
transformarse de presa en cazador!”.
Con la lanza el ser humano se vio en posesión de unas armas
de una peligrosidad no prevista en su programa instintivo. El hombre no tiene
instinto cazador, sino consciencia cazadora adquirida.
W. Burkert
No somos más que simios borrachos.
"No te deleitarás en el holocausto. Los sacrificios de
Dios son un espíritu quebrantado: un corazón contrito y roto, Oh Dios, no
despreciarás"
Salmo 51:16
"No encontrarás los límites del alma, aunque viajarás por todos los caminos: tan profunda es el alma". Heráclito
"He vuelto a ver en la plaza sosegada las sombras
gratas y azules, las torres achatadas, los balcones cerrados; y he vuelto a oír
el susurro del agua, los gritos de las golondrinas que cruzan raudas por el
cielo, las campanadas del viejo reloj que marca sus horas, rítmico, eterno,
indiferente a los dolores de los hombres". Azorín
“Yo, ufano con tal victoria,
Que me ilustra y desvanece
Más que el ver esa campaña
Coronada de claveles (amapolas)
Pues es tanta la perdida
Sangre con que se guarnece,
Que la piedad de los ojos
Fue tan grande, tan vehemente
De no ver siempre desdichas,
De no mirar ruinas siempre,
Que por el campo buscaban
Entre lo rojo, lo verde
El Príncipe constante. Calderón.
“El claustro monástico es un auténtico paraíso, un territorio protegido por el muro de la disciplina, y abundante en exquisitas mercancías” San Bernardo
¿Adónde va esa carretera?